El año está por irse. Y, en estos momentos, con el frío decembrino, uno no puede evitar rememorar muchas cosas. Es, tal vez por la cercanía del fin de año, el momento idóneo para reflexionar. Tengo este blog olvidado. Ya que muevo más los otros, que está más cerca de mis aficiones.
Pero, algunas cosas de las que puedo hablar por aquí, no tendrían mucho sentido en el otro… bueno, dejemos de excusas y preguntémonos: ¿Cómo estuvo mi año en lo que se refiere a la escritura?
Este año salieron publicadas dos cosas importantes para mí. Una fue la revista Quinta Raza, está dedicada a la Wuxia. Teníamos un cronograma ambicioso para los otros números, que están cocinando. Pero, la vida real nos alcanzó a todos, especialmente a nuestra Maquetadora, que hace un trabajo excepcional. Sin duda, Maquetar es algo muy difícil.
La otra cosa, fue a mediados de Marzo, que salió la novela de Sangre y Jade. No sé qué tanto alcance ha tenido. Pero, para mí fue algo muy satisfactoria verla publicada. Era el trabajo de unos buenos años junto a Paulo y Jorge. Lo único que lamento, es que la situación de mi país me haya impedido hacerme con una copia. Ya habrá tiempo para eso. Esta novela tiene una hermana, otra sí. Tan buena como su predecesora y que disfrutamos escribiendo, que espero vea la luz el año que viene. Aunque sé, que cuando salga valdrá la pena.
También este año escribí varios relatos. Uno para el próximo número de QR que me costó mucho, especialmente porque sentía el tiempo encima y los efectos de la vacuna no me ayudaron. Fue un relato muy emotivo, porque aproveche, en relato, para hablar de mi relación con mi sobrino.
También terminé de afinar y pulir unos relatos, que decidí enviar a diferentes editoriales… no tuve éxito, salvo en una, donde me dieron la recomendación de pulir algunos puntos. Me puse a hacerlo, y aun no termino. Bueno, no he terminado porque: 1) tengo que agregar un cuento más, que romperá un poco mi continuidad y 2) porque me puse a experimentar con otra cosa: hacer un videojuego.
Sí, gracias a mis amigos del grupo de rol por Telegram, me reté a mí mismo, a que podía hacer un JRPG en un mes… y resulta ser que lo logré. Algo sencillo, directo. Aunque al final tuve unas cuantas fallas. Pero, resultó ser toda una experiencia.
Verán, mientras tonteaba con el juego tuve que aprender sobre la marcha el proceso de programar, que requiere una forma de pensar enfocada en los problemas y en las formas ingeniosas de aplicar algo. Mientras afinaba esas destrezas, tuve que aplicar algunas relacionadas con la literatura. Un JRPG si bien necesita una serie de retos y rivales, también requiere de un guion, de una estructura y una dirección. Hay que pensar como mostrar las cosas, en que momento hacerlo y de que herramientas valerse. Si hubiese tenido más de 30 días, tal vez todavía lo estaría afinando.
Mantenerme sencillo, fue lo más difícil. Pero, aun así lo logre. También aprendí a buscar cosas en otros sitios y adaptarlas. Todo fue un proceso muy interesante, pero no quiero solo hablar de él. Quiero decir ¿Cómo esto me ha servido para mi proceso de escritura? O, mejor planteado ¿Qué me enseño?
Pues, aprendí el valor de la disciplina y el compromiso. Los retos no son para superar a los demás, sino también a uno mismo. También aprendí, que a veces menos es más y que mantener las cosas simples nunca está de más. Que cuando uno piensa que hace las cosas para uno, en vez de para los demás, lo disfruta más. Hice un juego que a mí me habría gustado. Aunque me encantaría afinarlo, pulirlo y agregarle más cosas, pero por encima de todo hacer la segunda parte.
Cree un mundo, que a mí me gustaba, tomando partes de diferentes mundos que cree. Técnicamente hablando volví al mundo de los Khustar y lo desguacé. E hice guiños a series y cosas que me gustaban. También le dedique algunas cosas a mis amigos, y tenía la ilusión de que jugaran con él. Si lo hicieron, no tanto como quería, pero lo poco que jugaron me regresó un feedback satisfactorio.
Ya sé que puedo terminar algo. Ya sé que debo ser más disciplinado y que debe domarse a la musa. Por eso, la meta para el año que viene es terminar una novela que tengo parada (lo peor es que falta poco) y luego le daré la vuelta a otra que tengo hecha. La desguazaré para crear algo similar. Quiero hacer algo con el Soul and Sword. También quiero escribir un isekai, ahora no sé si de fantasía épica medieval o de Sword and planet; además que deseo incursionar en la LitRPG, un personaje que cree jugando Dungeonworld quisiera saltar del chat de Telegram a los papeles, porque descubrí, que los picaros medianos son personas tanto o más interesantes que los magos. Tengo muchas cosas en mente, no sé si podré llevar a cabo la mitad, pero al menos debo intentarlo. Ya sé que puedo.
Sí, puedo… creo que ese, al final, ha sido el aprendizaje más grande que me dejo el 2021.
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